miércoles, 14 de julio de 2010

Un ejemplo de intolerancia y pensamiento retrograda


Como ya he publicado antes, una de las problemáticas humanas es el rechazo automático de lo que nos es ajeno; de ahí parte la situación de los nacionalismos irracionales, así como los fundamentalismos religiosos y en conclusión la caza de brujas, por decirlo de alguna manera. La tolerancia general no es una practica que tenemos en nuestra genética y tenemos que luchar cada día para aprender de las diferencias, en vez de atacarlas.

Lo anterior viene gracias a la situación, que Luz María Ramírez, titular del instituto de la Mujer del estado de Guanajuato, es nada mas que un ejemplo del ser humano no evolucionado, que condena absolutamente todo lo que no conoce. Bueno, me estoy viendo un tanto extremista en mi declaración, pues por lo pronto públicamente ha proclamado que las mujeres que cuentan con tatuajes o piercing carecen de valores. Argumenta que el valor atacado es el de la salud, y si bien existe un riesgo de higiene en estas practicas, no significa en ningún momento que carezcan de valores, porque no mejor se pregunta si sus valores son los mismos. Deja de ver el valor de la persona como tal para juzgarla por sus gustos y apariencia física, y como podemos etiquetar esto, simplemente discriminación.

No olvidemos, el ser humano vive en comunidades, comunidades que son fuertes por su gente, y para hacerse fuerte, la comunidad debe reconocer y asimilar sus diferencias internas. Sin lo anterior es imposible que nos movamos hacia adelante, nos encontraremos repitiendo la historia una y otra vez, y nuevamente, reiterando, el problema empieza a ser trabajado desde uno, por lo que primero hay que entendernos a nosotros mismos.

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