lunes, 16 de agosto de 2010

La incertidumbre de nuestros tiempos


Cuando yo era chico, en la década de los 80´s era muy raro escuchar que una persona perdía su empleo, con esto no quiero decir que no había desempleo, si lo había, sin embargo era casi un hecho que una persona que entraba a una compañía de las buenas, de las grandes, tenía su trabajo asegurado hasta que decidiera jubilarse. En esos tiempos la gente tomaba un trabajo y hacia su vida alrededor de él y planeando sobre la jubilación.

En estos tiempos que nos tocó vivir, la incertidumbre laboral es un problema que existe en todos los niveles. Hoy día es imposible planear sobre una jubilación de un trabajo que muy probablemente en unos pocos años ya no vamos a tener. El problema no es particular de nuestro país, es una situación general, ¿será un producto de la globalización? No lo sé, lo importante es aceptar este hecho y tomar el mejor partido de él.

En mi corta vida laboral, apenas 13 años, me ha tocado vivir una serie de eventos de los que he aprendido que, hoy día, un empleado en realidad está solo, las empresas como ya hable en un artículo anterior, mueve sus recursos como más le convenga y con ese hecho, lamentablemente mucha gente pierde su empleo. Si bien es algo desafortunado, hay que entender que no es personal, son estrictamente negocios, y los dirigentes de las empresas se mueven de acuerdo a que la compañía sea rentable, pues no se tratan de agrupaciones de beneficencia.

En su momento me toco la parte de ir a EEUU a levantar procesos y crear el grupo de soporte que les quitaría el trabajo a empleados de ese vecino país. Nos tocó estar hombro a hombro con ellos con el pleno conocimiento, por su parte, que estábamos llegando para llevarnos su labor a un lugar más barato, México. Un par de años después nos tocó pagar con la misma moneda, la compañía había decidido que Filipinas era aún una mejor opción, y pues tuvimos que entregar las labores al equipo entrante residente en Manila.

En estos momentos, se está viviendo una problemática difícil en una compañía de abolengo en México, la que en estos momentos aún es la tercera aerolínea más vieja del mundo, se encuentra en problemas. Mexicana de Aviación, una compañía que se encuentra dentro de la piel de muchos mexicanos, por lo que representa, por lo que es, muchos de nosotros el primer avión al que nos subimos seguro fue de Mexicana.

Ya mucho se ha dicho de las supuestas razones por las cuales esta compañía se está yendo a la quiebra, y yo no voy a discutir esto, sino tomemos la lección del empleo, del empleado, de la incertidumbre de nuestros tiempos.

Alrededor de 8,000 empleados laboran en esta compañía, muchos de ellos aun con la antigua idea de que la empresa es gracias a ellos y que la empresa les debe porque dejaron su vida en ese lugar. Muchos empleados que llevan más de 25 años laborando, muchos empleados que estaban haciendo planes de jubilación.

No existe certeza de nada, muchos han bajado la guardia y tan solo están esperando noticias de lo que vendrá, muchos con la arrogancia de que el gobierno los rescatara, muchos con la "certeza" de que son demasiado importantes para que los dejen ir. En mi opinión, justo esa actitud es la que está llevando a Mexicana al punto de no regreso.

Es momento de tomar acción, la compañía no les debe nada (mientras pague sus responsabilidades como patrón) y los empleados no le deben nada a la compañía. La pregunta es ¿Qué van a hacer? Existen solo de dos sopas, esperar a ver qué pasa y tomar las riendas de su propio destino. Si las cosas se están poniendo feas, muévete, si no te gusta tu trabajo, muévete. Si las cosas afuera no están bien, hay muchas variables de las que no tenemos control, y definitivamente no será fácil. Los momentos de crisis son oportunidades para los que las saben aprovechar. Hay que vivir para hoy planeando para mañana, las oportunidades no llegan, se hacen.

Definitivamente es difícil encontrar exactamente lo que uno quiere, pero opciones siempre habrá frente a nosotros, difícil elección nos espera, pero de la decisión no debemos culpar a nadie más que a nosotros, y del resultado de esa decisión, tomemos lo mejor lo que podemos controlar y hagamos de esa situación la mejor de nuestras oportunidades.

La actitud es el secreto, siempre adelante, un paso a la vez, y nunca dejen de soñar. Trabajemos para vivir, no vivamos para trabajar.

viernes, 13 de agosto de 2010

La mentira más grande de la historia es la historia misma


A unos días de festejar el centenario y bicentenarios de la revolución e independencia mexicanas, reflexiono acerca de la verdad, una verdad que en realidad, nunca sabremos en su totalidad. La historia, desde sus inicios, ha sido contada de una manera subjetiva, donde se involucran sentimientos, deseos, intereses. Todos los anteriores afectan de tal manera a la historia que incluso los mismos testigos presenciales de esta, perciben la realidad de los hechos de manera distinta y por ende la historia que leemos o escuchamos es simplemente la percepción de una persona, una leve pincelada, de la cual no podemos ni debemos formarnos un juicio.

En cuanto a la historia de México, sé muy bien que hay personas que se han dedicado a descubrir más allá de la historia que nos enseñan en la primaria, de la historia oficialista. Estas personas en muchos círculos son acusados y repudiados, sin embargo, yo creo deberían ser respetados por el simple hecho de querer llegar a una verdad. Una verdad que seguirá siendo una opinión o deducción influenciada por ciertos intereses o sentimientos.

Lo que es un hecho, todo ser humano tiene una capacidad que nos diferencia del resto de los animales, el raciocinio, aunque ya han demostrado muchos animales la capacidad de razonar hasta cierto nivel. Esa capacidad, que en teoría dominamos, debemos usarla, ser críticos de todo lo que leemos, observamos o escuchamos. No es posible que andemos en la vida sin cuestionar nuestra realidad, aceptando como dogma de fe cuanto se presenta frente a nosotros.

Los héroes que "nos dieron patria" eran nada más que humanos como todos, con sus defectos y virtudes, con intereses de por medio y estoy seguro que de todos ellos, las acciones de menos del 10% fueron sin anteponer sus intereses personales.

Existen muchas muestras de documentos oficiales y textos informales validados, que contradicen la historia oficial. El famoso Pípila, no he encontrado a nadie que pueda asegurar su verdadera existencia o identidad, y así como ese ejemplo, no podemos poner las manos en el fuego y decir que las acciones de Benito Juárez fueron con la primera prioridad del bienestar absoluto del pueblo en mente.

Los invito a cuestionarse todo lo que saben, todo lo que han aprendido, cuestiónense lo que son y porque son de esa forma. No podemos esperar crecer si idolatramos nuestro pasado, pues este quedo en el ayer y lo que está al frente es lo más importante, a donde vamos y qué queremos como personas y como nación. Insisto, el cambio no está en nuestros gobernantes, está en nosotros mismos.

No estoy diciendo que ignoren la historia, lo que digo es aprendan de ella, pero para lograr aprender de ella, busquen todos los puntos de vista de la historia, mientras más variados más ricos y más vamos a aprender y lo más importante, generen su propio criterio, a partir de ese momento esa historia construida en su percepción, basada en las piezas del rompecabezas que ha logrado juntar, será su historia, aceptando, naturalmente que nunca tendremos todas las piezas del rompecabezas, por lo que eventualmente sucederán acontecimientos que pondrán a prueba nuestra percepción, cuando eso ocurra, no debemos rechazarlo, sino asimilarlo y en base a nuestro raciocinio, formarnos una nueva realidad, más rica y más fundamentada.

martes, 3 de agosto de 2010

Nada personal, solo negocios


Regresando al mundo corporativo que nos tocó vivir, ha surgido un fenómeno, el de indiferencia del empleado al empleador. Cuando en otro momento el empleado se ponía al frente de la compañía cuando ocurrían problemas daba de sí para ayudar a la compañía y existía un sentimiento de identidad para su empleador, hoy día no existe.

Personalmente no creo que sea malo, lo malo es que el empleado tome esta situación y en su labor solo ejecute lo mínimo indispensable, eso sí es malo. Las compañías son tan fuertes como la gente que emplea, si una compañía está llena de gente valiosa, esta así lo será. Sin embargo la falta de identidad y compromiso, lo han causado las mismas empresas.

El día de hoy los empleados han pasado a un segundo plano, han pasado a ser activos en el mejor de los casos, y en el peor, pasivos, cuando los empleados llevan mucho tiempo en la compañía y representan una carga económica, porque no le es costeable retirarlos de la empresa, aunque no hagan nada.

La relación laboral es como un matrimonio, es un trabajo mutuo de negociación constante, donde ambos tienen que ceder y ambos verán sus esfuerzos recompensados, en el caso que uno de los dos falle a su compromiso, la relación, simplemente no puede continuar.

En mi trayectoria laboral, me he enfrentado en tres ocasiones que el empleador para reducir costos tiene que trasladar la nómina a un lugar más barato, dentro del cual, naturalmente el empleado va a tener una afectación, reitero, dependiendo de la negociación. En ese momento el empleado tiene la decisión de aceptar continuar con el empleador, o de forma legal aceptar su liquidación y trasladarse a otra compañía que se adecue mejor a sus metas.

El caso, es que hoy día muchas compañías no han entendido esta relación, y exigen del empleado una fidelidad y un sacrificio completamente irreal, señalando a los empleados que no se parten el alma como el resto, sin considerar que la gente debe trabajar para vivir y no vivir para trabajar.

Estoy convencido que la gente debe hacer todo lo que está en sus manos para cumplir con los horarios laborales al máximo y respetar sus horarios personales, ya que si el mismo no respeta sus tiempos, nadie lo hará. Eso ayudará a reducir estrés y le dará mejor calidad de vida.